El Incidente
No tiene que ser fácil ser un mar interior encajonado entre tres continentes.
Ocurrió sin previo aviso y con una calma escalofriante. El mar Mediterráneo, con sus dos millones y medio de metros cuadrados de superficie marina, decidió marcharse. Lentamente, y violando las leyes de la física, se elevó por el aire en dirección al espacio y abandonó el planeta dejando tras de sí una humanidad atónita, una cuenca desecada que el Atlántico se negó a rellenar, nadie sabe muy bien porqué, y un planeta un poco menos azul que entristecido, dejó de rotar un instante para despedirse del cometa salado que escapaba hacia las profundidades del espacio.