Ariel

Ella ya estaba en la playa cuando la gente empezó a llegar y a ocupar poco a poco la franja de arena. Pronto quedó rodeada por un montón de bañistas que no paraban de lanzarle miradas, algo natural, ya que era con diferencia, la muchacha más hermosa de la playa. Tumbada en la arena soportó con resignación las miradas lascivas, y a lo largo del día, rechazó con amabilidad todos los intentos de seducción tanto de hombres como de mujeres. Bien entrada la tarde, y cuando la playa estaba casi desierta, él se acercó y ella no lo rechazó. Bajo la luz de la luna y después de hacer el amor, ella lo condujo al agua y él satisfecho, se dejó llevar dócilmente. El muchacho apenas sufrió cuando ella se transformó y le arrancó el corazón. Comió lentamente hasta saciarse y contenta de haber completado el ciclo una vez más, se sumergió y desapareció en las profundidades del mar.